El estado aparente de las cosas
El estado aparente de las cosas.
Ciudades repletas de cuerpos sin alma.
Líneas de asfalto mal configurado.
Sonidos grises, absurdos, inciertos.
Una lucha constante de ojos que se cruzan
sin decirse una sonrisa amable.
Olores nauseabundos, bocas podridas.
No hay relajo en la actitud hostil de los
bípedos alienados por el sistema continuo
de consumo y desgaste practicado.
El estado aparente de las cosas ficticias.
Ensimismados por una corriente gélida
de mal gusto, economía de la felicidad
tranquila de los hombres ausentes.
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